Es nuestro deber para con nuestras mascotas, sean cuales sean las circunstancias, proporcionarles cariño, confort, alimentación adecuada y atención médica. No es algo opcional, pero hay mucha gente que desatiende a sus familiares. Cuando por fin intervienen las personas adecuadas, es cuando podemos celebrarlo, escribe ilovemydogsomuch
Un perrito vivía una existencia dolorosa. Sufría sarna e infecciones cutáneas secundarias que no se trataron durante mucho tiempo. Como tenía pelo en vez de pelaje, su situación empeoraba y se le formaban motas en lugares donde no había perdido el pelo. Su pobre cuerpo era muy incómodo.
Sus dueños no hicieron nada por ayudarle. Lo escondieron en su patio e hicieron lo menos posible por él. Lo peor es que tenían dinero de sobra para curarlo Finalmente, un vecino oyó llorar al perro y acudió en su ayuda. Al principio, los dueños del perro se enfrentaron a la vecina y argumentaron que el perro se pondría bien solo, pero la vecina no lo aceptó. Trajo a su marido y ambos, con palabras apropiadas, dijeron enseguida a la familia que estaban maltratando a su perro.
La egoísta familia entregó finalmente al perro. El pobre chico parecía abatido. Sus infecciones cutáneas eran tan graves que todo su cuerpo estaba débil. Los amables vecinos no tenían mucho dinero, así que pidieron prestada una jaula oxidada a un amigo. Llevaron al perro a una clínica veterinaria cercana. El perro estaba asustado, pero se calmó cuando se dio cuenta de que había gente allí para ayudarle.
El veterinario y su personal se alegraron de que hubieran traído al perro, que necesitaba ayuda desesperadamente. Lo primero que hicieron fue afeitarle el pelo que le quedaba para poder tratar su piel con el mayor cuidado posible. Le pusieron una vía intravenosa con líquidos y analgésicos, además de antibióticos. El perro era tan valiente!
Necesitaría baños medicinales diarios y crema antibiótica tópica, así como antibióticos orales. Una vez controladas las infecciones, se sentía mucho mejor. Como ahora no tenía pelo, se aseguraron de que tuviera camisetitas para abrigarse. Les demostró a todos lo bien que estaba cuando comió felizmente su primera comida. YUM!
Mientras el perro estaba en la clínica veterinaria para recibir tratamiento, los amables vecinos que lo trajeron lo vigilaban todos los días. Ya querían al perro y le dijeron al veterinario y a su personal que, en cuanto recibiera el alta médica, les gustaría adoptarlo oficialmente y llevárselo a casa. El veterinario se aseguró de hacer saber a los anteriores dueños del perro que el cachorro NO volvería con ellos.
La adopción fue aprobada y, en pocas semanas, el perro estaba lo bastante sano como para irse a su nuevo hogar definitivo con una familia que tenía intención de cuidar bien de él. Tenían otros perros y todos se llevaban perfectamente. Nos alegramos mucho de que estas amables personas intervinieran cuando lo hicieron.
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