Un perro que pasaba levantó la vista para decir: «Aunque no pueda, por favor, quiéreme igual».

Un grupo de rescate local se enteró de que un perro estaba siendo maltratado, escribe ilovemydogsomuch

Aunque sabían que podía tratarse de un caso grave de abandono, nada podía haberles preparado para lo que presenciarían. Fueron a la casa en cuestión y un perro yacía inmóvil cerca.

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Tenía una cuerda atada al cuello tan apretada que no podía respirar. Era piel y huesos. Mientras yacía inmóvil, los rescatadores no sabían si era demasiado tarde. Pero cuando se acercaron, se dieron cuenta de que la pobre perra respiraba. Apenas. Sin embargo, no sabían cómo había sobrevivido tanto tiempo.

Le cortaron la cuerda del cuello y la llevaron a su vehículo. No tenían tiempo que perder. Necesitaban que un veterinario la examinara inmediatamente. La pusieron sobre la mesa y el veterinario admitió que estaba impresionado. Cómo había sobrevivido tanto tiempo era un milagro. Los rescatadores le dieron un nombre, Esmeralda.

Esmeralda recibió medicación y suero intravenoso mientras el personal veterinario le hacía pruebas. Las pruebas confirmaron que estaba a punto de morir. Estaba gravemente desnutrida y deshidratada. También sufría anemia. Sus niveles sanguíneos eran tan bajos que necesitaba transfusiones de sangre.

Aunque las posibilidades de supervivencia de Esmeralda eran bajas, el veterinario dio al grupo de rescate la opción de dejarla marchar o continuar con el tratamiento. Los rescatadores lloraron. No sabían qué hacer, pero entonces Esmeralda los miró, como diciendo: «Aunque no pueda, por favor, quiéranme igual» Así que eso es exactamente lo que hicieron.

Los rescatadores y el personal veterinario hicieron que Esmeralda estuviera lo más cómoda posible. Continuaron el tratamiento para que no sufriera, pero decidieron no tratarla de forma agresiva. La pobre perra ya había sufrido bastante.

Durante los días siguientes, quedó claro que la tierna perra realmente necesitaba algo de cariño. Mientras su cuerpo seguía cediendo, su espíritu mejoraba. Por primera vez, mostraba respeto y afecto. Se iluminaba cada vez que se le acercaba un voluntario, sobre todo cuando se encontraba con otros pacientes caninos enfermos.

Esmeralda desarrolló un fuerte vínculo con uno de los rescatadores que se quedó con ella las 24 horas del día hacia el final. Esmeralda habría muerto sola con una cuerda alrededor del cuello, en la tierra, sin saber nunca lo que era el amor. Afortunadamente, pasó sus últimos días sintiéndose aceptada y querida.

Aunque el final de esta historia no es el que esperábamos, estamos agradecidos a los rescatadores que siguen abogando por los animales necesitados. Siguen mostrándoles amor y consuelo a pesar de que se les acaba el tiempo. RIP dulce Esmeralda y gracias a los maravillosos rescatadores y personal veterinario que nunca se rindió con ella.

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