El dolor de perder un perro es algo que muchos de nosotros esperamos no sentir nunca. La realidad es que muchos lo sentiremos. Tomar la decisión de ayudar a un querido peludo a cruzar el Puente del Arco Iris puede ser una de las experiencias más dolorosas de nuestra vida. Pero a menudo es una de las decisiones más desinteresadas y honorables que podemos tomar. Ayudar a nuestros bebés de cuatro patas a liberarse de su dolor y sufrimiento es la última forma que tenemos de demostrarles nuestro amor.
El último acto de amor
Dale Thompson conoce el sentimiento. Es un padre de perros de Toronto, Canadá. Thompson compartió recientemente su desgarradora decisión de ayudar a su Golden Retriever a encontrar la paz. A Murphy le habían diagnosticado un cáncer de garganta y nariz. Sus días en la Tierra habían sido demasiado. El cariñoso padre de Murphy consultó a los veterinarios. Habían llegado al final del camino y era hora de mostrar a Murphy un último acto de amor, escribe iheartdogs.com
Thompson compartió un vídeo de la última visita de Murphy al veterinario. Junto a él había una serie de sentimientos absolutamente desgarradores mientras el desconsolado padre de Murphy lloraba.
«Entró con dignidad, claridad y honor. Dejó este mundo de la misma forma que entró: con estilo, gracia y felicidad. RIP mi amigo.
Murphy caminaba con confianza y gracia mientras daba cada paso con intención. Miraba al frente como diciendo que estaba preparado. Después de que Murphy exhalara su último aliento, Thompson buscó consuelo y respuestas en su propio corazón.
«Aún no se ha creado ni inventado ninguna palabra que pueda expresar lo roto que tengo hoy el corazón. En pocas palabras, estoy perdido», dijo Thompson. «Algún día estaré triste después de llorar un millón de lágrimas y dar un millón de pasos, pero ahora mismo, estoy a muchos kilómetros de distancia de la tristeza en este momento»
Si has estado en la piel de Thompson, sabrás que es casi igual de duro volver a una casa menos abarrotada.
«Mi casa es tan silenciosa ahora, puedes oír el tic-tac del reloj, el crujido del suelo, cada sonido está ahora tan amplificado», se lamentó. «La zona en la que siempre yacía parece tan grande ahora. Su plato de comida sigue intacto desde esta mañana (pollo al horno con comida china para llevar, no juzguéis lol)»
Hay una cierta tristeza que acompaña a la pérdida de pequeñas pisadas sobre suelos de baldosas o el débil tintineo de un collar. Es una tristeza que sólo el tiempo puede curar. No hay duda de que Murphy ha tenido casi 14 años de vida llenos de más amor del que podría pedir.
Murphy ha ido hoy al veterinario por última vez. Entró con dignidad, claridad y honor.
Dejó este mundo de la misma manera que entró: con estilo, gracia y felicidad.
RIP mi amigo 💔 https://t.co/AF7H6clw2E pic.twitter.com/JRZzqD2751
– Dale E. Thompson (@daleethompson) 30 de diciembre de 2019
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